Nada nuevo

Y la vida sigue. Hoy no se puede acceder al fotolog, así que escribiré en un blog que nadie lee y en el que apenas digo nada interesante. La verdad es que la monotonía rodea mi vida en estos momentos y, por eso, mejor el silencio que cualquier respuesta. Al fin y al cabo, grito y nadie me oye, predico en el desierto y la soledad carece de límites entre estas cuatro paredes. El verano y el calor se extienden por esta maldita ciudad en la que me consumo sin hacer apenas nada. Me levanto y conduzco, conduzco pero de qué forma?. Cada día descubro un fallo nuevo que puedo cometer. Así, es la vida, soledad, bibliotecas, calor. Apenas nada más. Ante este desolador panorama mejor echarse a dormir y no levantarse nunca.

¿Por qué la soledad de las bibliotecas?

En realidad, este blog debería llamarse La fantasía de las matemáticas o la soledad de las bibliotecas, que es el nombre de un relato que empecé a escribir el otro día y que nunca he podido acabar. No lo acabaré, eso ya lo sé. Soy persona de principio pero no de finales.
¿Por qué un blog si tengo fotolog? ¿Por qué un blog si no tengo nada que decir? Ah, misterios de la vida. Bueno, en realidad todo es más sencillo: Estaba aburrida, no tenía gans de pensar y, como vi que Diana se había hecho un blog, pues decidí hacerme yo otro. Así de simple, así de prosaíco. Ni siquiera voy a publicar mis pajas mentales como mz, ya todos sabemos. Me litmitaré a escribir lo que sea. El año pasado fue Ábrete libro, luego rodha, luego el fotolog. Ha llegado la hora de tener un blog. Y, sin más, porque estoy cansada y no tengo ganas de hacer nada, me despido de mi primera entrada de blog, que tal vez sea la última. ¿Quién sabe? ¿Y si creara un blog de sexo para hacerle competencia a El Mundo? Aunque bien mirado, no tendría nada que decir. Así que un blog de aburrimiento, etiqueta no demasiado explotada, está bien y basta por hoy.
Bueno, a decir verdad, me he hecho el blog para publicar esta foto de Robert Doisneau que me he encontrado y, como ya había renovado hoy el fotolog, pues no me quedó otra.